Desde el pasado 2015, se aprobó en nuestro país un Real Decreto Legislativo con el cual se daba luz verde a la puesta en marcha de un nuevo servicio farmacéutico de ayuda al paciente: los sistemas personalizados de dosificación o SPD.

Un trabajo farmacéutico profesional que se incorpora a otros servicios que ofrece la farmacia, como: el test del grupo sanguíneo, el programa de detección de cáncer de colon y recto, o la prueba de triglicéridos, entre otros.

 

¿Qué es un SPD?

 

El sistema personalizado de dosificación (SPD) engloba un conjunto de actividades farmacéuticas profesionales, autorizadas por el paciente o su representante legal, para adaptar todos o parte de los medicamentos que tome en dispositivos de dosificación personalizados (DDP) por un período de tiempo concreto, no mayor a dos semanas por dispositivo.

El objetivo es favorecer la correcta utilización de los fármacos y ofrecer al paciente una supervisión profesional y continuada de su tratamiento.

Todas las farmacias que ofrecen este servicio se acercan aún más a sus clientes, pues se hacen responsables de que cumplan las pautas establecidas por sus médicos para el tratamiento farmacológico de sus dolencias.

En este sentido, el SPD también aproxima, todavía más, a dos profesiones sanitarias cuyos trabajos están estrechamente relacionados: la medicina y la farmacéutica.

A tal respecto, el SPD garantiza su cooperación en el seguimiento del tratamiento de aquellos pacientes que decidan hacer uso del sistema personalizado de dosificación (SPD), así como su participación activa en actividades orientadas al uso racional de los medicamentos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), acepta como ‘uso racional de los medicamentos’ al uso de una medicación adecuada a las necesidades clínicas del paciente, tanto para las dosis como para la duración del tratamiento o el coste que suponga para ellos y para la comunidad.

 

¿Quién puede pedir un SPD?

 

Cualquier persona o institución que quiera contratar el servicio personalizado de dosificación (SPD) podrá hacer uso de él, siempre que venga acompañado de la documentación requerida por las autoridades sanitarias.

Pero el SPD nació con el objetivo de solucionar los problemas de adherencia de algunos pacientes a sus tratamientos.

Hablamos de personas que necesitan tomar varios fármacos al día, que tienen problemas para recordar qué pastilla les toca tomar o dónde la guardaron, o instituciones con cientos de residentes polimedicados, entre otros.

Aunque, a simple vista, pueda parecernos un problema menor, este tipo de contratiempos llevan a una reducción de la efectividad de sus tratamientos, un aumento de los efectos secundarios de los fármacos y un coste adicional importante para el sistema sanitario.

Para las instituciones que quieran beneficiarse de las ventajas del sistema personalizado de dosificación (SPD), como residencias u hospitales, es conveniente una evaluación documentada del posible nuevo usuario, en la que se involucren todos los miembros del equipo responsable, a saber: doctor/a, enfermero/a y farmacéutico/a.

 

¿Cómo es un dispositivo de dosificación personalizada y qué puede incluir?

 

Los dispositivos de dosificación personalizada (DDP) son pastilleros en forma de calendario, con continentes diarios con continentes diarios donde se colocan los fármacos.

Estos dispositivos han de estar homologados y poseer un certificado de conformidad que garantice la protección del material con el que se han fabricado.

También deben garantizar que protegerán el contenido durante su almacenaje y transporte.

Y asegurar comodidad a la hora de usarlo, bien por el paciente o bien por su cuidador.

En ningún caso podrán reutilizarse.

El dispositivo de dosificación personalizada (DDP) sólo es válido para preparados sólidos orales con estabilidad física, química y farmacéutica.

Quedan, por tanto, excluidos de su introducción en el DDP:

  • Medicinas no orales.
  • Medicamentos orales no sólidos.
  • Fármacos termolábiles (que deban conservarse en la nevera entre 2º y 8º C).
  • Medicación físicamente inestable.
  • Tratamientos con alto riesgo de contaminación cruzada.
  • Sustancias incompatibles.
  • Productos para tomar ‘según necesidad’ (es decir, ‘en caso de’).

 

¿Qué documentación necesito para pedir un SPD?

 

El primer documento que nos pedirán antes de prepararnos un SPD es un consentimiento escrito y firmado por el propio paciente, o su representante legal, donde autorice a la farmacia a preparar su medicación en un DDP.

La documentación relativa a los usuarios debe cumplir con la normativa de protección de datos, y contener:

  • Un control de la medicación activa del paciente, actualizada (prescripción médica, ya sea en papel o en formato electrónico).
  • Justificantes de cambios en el tratamiento (prescripción médica, ya sea en papel o en formato electrónico).
  • Registros de preparación, control y entrega.

Y los dispositivos SPD deben incluir:

  • Nombre y datos identificativos del usuario.
  • Farmacia dispensadora.
  • Detalles del doctor/a.
  • Período de tratamiento.
  • Nombre del fármaco, dosis, forma y posología.
  • Número de identificación DDP (dispositivo de dosificación personalizado) y número de lote, o código de barras.
  • Cantidad de fármacos incluidos.
  • Instrucciones de administración y dosificación.
  • Advertencias e instrucciones de almacenaje.

Esta nueva forma de administrar tratamientos farmacológicos se hará siempre desde la misma oficina farmacéutica.

Dicha farmacia deberá contratar personal con formación y experiencia adecuada que garantice la fiabilidad de los preparados y el cumplimiento de las normas vigentes.

Y la formación de los trabajadores encargados de los SPD ha de actualizarse, bien cada cinco años o bien cada vez que se produzcan cambios en la normativa aplicable; asegurándose de mantener un registro de dichos cambios.

 

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