Bañar al bebé recién nacido es un momento muy especial que puede ayudar a fortalecer la unión entre vosotros.
Aprovéchalo para hablarle y hacerle mimos, favorecerás su correcto desarrollo y transformarás la rutina de higiene en un momento ideal para vitalizar vuestra relación.
Los expertos afirman que puedes bañar tu bebé a partir de su segundo día de vida y aunque no se le haya caído el muñón de su cordón umbilical. Pero, si prefieres esperar, existen otros modos de realizar una higiene completa de tu bebé recién nacido.
Si has decidido darle su primer chapuzón, asegúrate de que la habitación está entre 20/25 grados y el agua entre 34/37 grados (usa un termómetro sumergible para asegurarte de que la temperatura es la correcta).
Jamás dejes al bebé solo y ten a mano los productos de baño que vayas a necesitar.
El baño ha de durar menos de cinco minutos y, hasta el segundo o tercer mes de vida, basta con bañarlo dos o tres veces por semana (en adelante te tocará hacerlo a diario).
El primer baño del recién nacido
Con todo preparado y a mano, vamos a dar su primer baño al recién nacido:
Lo metemos en el agua, pasándole un brazo por detrás del cuello, para que pueda apoyar su cabeza en tu antebrazo. Aprovecha esa mano para sujetarlo por el omoplato y, con la otra, coge la esponja, sumérgela en el agua y mójalo suavemente, evitando anegarle la cara.
Pon jabón en la esponja y frótale todo el cuerpo con suavidad, procurando limpiar bien la zona alrededor de su cordón umbilical.
Soltamos la esponja y, con la mano ya libre, le sujetamos de la axila. Con la otra mano, lo agarramos de la entrepierna para levantarlo. Sin soltarlo, lo colocamos boca abajo, dejándole nuestro brazo (el que le coge por la axila) para que se apoye en él. En esta posición, lo bañamos por detrás, desde la cabeza hasta los dedos de los pies.
Una vez limpio, es bueno que hables con tu bebé y le informes de que el baño ha terminado y es hora de salir del agua.
Manteniendo tu mano debajo de su axila, suelta la esponja y usa la mano libre para coger al bebé con las dos manos. Levántalo y colócatelo en el pecho. Una vez bien colocado, coge el albornoz y tápalo.
Ya fuera del agua, con el albornoz puesto, coloca al bebé en posición supina (tumbado boca arriba) sobre una superficie lisa y cómoda.
Coge una toalla suave y seca bien la zona alrededor de su cordón umbilical (tocar el cordón umbilical no es doloroso para el bebé), ten en cuenta que no está recomendado utilizar cuidados antisépticos o adicionales. Únicamente, procura mantener su cordón umbilical seco el mayor tiempo posible, evitando cubrirlo con gasas o con pañales.
Abre bien las palmas de sus manos para secarlas, aprovechando para levantar su brazo y secar su axila. La barriguita, basta con cubrirla con el albornoz y darle un suave masaje.
En sus ojos, empieza por el ángulo interno y ve hacia afuera, bajando hasta la barbilla suavemente. Después, seca sus mejillas, también de adentro hacia afuera.
En las cavidades exteriores de sus orejas (concha, hélix y antehélix), usa tu dedo índice cubierto por una gasa esterilizada.
Seca bien los pliegues de su piel y, cuando llegues a sus pies, aprovecha para levantarle la pierna y secar la parte trasera de su rodilla. Luego lo giras un poco y secas la parte trasera visible, sin necesidad de darle la vuelta.
Debes cortarle las uñas cuando estén demasiado largas, o podría arañarse. Y cepillar su pelo cada día, con un cepillo de cerdas muy suaves.
El interior de su boca puede guardar restos de leche estancada. Después de cada toma, limpia sus labios empapando una gasa esterilizada en agua hervida (ya templada), enrollándola en tu dedo índice (con las manos bien limpias) y pasándola suavemente por su boca. Aprovecha para comprobar y detectar posibles micosis. Y, si tiene los labios secos, ponle un poco de caco labial.
Productos de higiene para el bebé
La protección y cuidado de la piel de los recién nacidos es importante, pues ejerce de barrera ante posibles infecciones, de protección de sus órganos internos, regulador de la temperatura, y de conexión entre el bebé y el medio o del bebé con sus padres.
Los mejores productos de higiene para el bebé son: una esponja natural para su cuerpo, gasas esterilizadas y productos de higiene específicos para bebés recién nacidos, con un pH 5.5 (o limpiadores sin jabón).
Para secarlo, un albornoz y una toalla suave de algodón.
A partir de la primera o segunda semana de vida de tu bebé deberás ponerle crema hidratante para recién nacidos, que puedas aplicarle después del baño, pero no antes de la primera semana.