La música es una manifestación artística que los seres humanos empleamos desde la prehistoria; época en la que ya empezó a usarse para acompañar ritos curativos.
Pero, los primeros en describir por escrito a la música como herramienta para sanar enfermedades fueron los egipcios, en el año 1500 a.c, considerándola un instrumento capaz de curar cuerpo y mente, y de purificar el alma (musicoterapia).
Ya en la antigua Grecia, surgen las bases científicas de la musicoterapia, de la mano de filósofos como Platón, Pitágoras, Aristóteles o Damon de Atenas.
Y, a partir de entonces hasta día de hoy, médicos, psicólogos y otros eruditos han investigado los efectos que la música tiene en el organismo, siendo en 1974 cuando se celebrara en París el Primer Congreso Mundial de Musicoterapia.
¿Cómo participa la música en nuestra salud?
Muchos son los profesionales de la salud que se han interesado por los efectos de la música en sus pacientes. Sus estudios e investigaciones nos permiten hoy garantizar que, la música:
- Influye en el comportamiento: facilita las relaciones humanas, fomenta la creatividad, la autorrealización, moviliza a las personas y produce un amplio abanico de respuestas.
- Repercute en el desarrollo evolutivo de los niños: les ayuda a comunicarse, a controlar la respiración, a desarrollar su coordinación motriz, la discriminación auditiva, la locución y la expresión oral, les enriquece psicológica y físicamente, refuerza su autoestima, desarrolla su imaginación, su memoria, la atención, la comprensión, la concentración y la agilidad mental, les sensibiliza afectiva y emocionalmente, les sirve para crear vínculos y facilita su integración social.
- Ayuda a las personas mayores: colaborando en su aprendizaje, aumentando su capacidad de atención y concentración, mejorando sus habilidades verbales y de comunicación, fomentando la movilidad de sus articulaciones, disminuyendo sus niveles de ansiedad, impulsando la interacción y la comunicación social, mejorando su autoestima y facilitándoles espacios de reflexión.
- Es un tratamiento útil para enfermedades mentales y trastornos neurológicos, demostrando efectividad en algunos de sus síntomas, mejorando su enfoque y su atención, y disminuyendo la ansiedad y el aislamiento de estos pacientes.
- Es muy beneficioso para personas en situación de discapacidad, pues les ayuda a mejorar o restablecer capacidades físicas y psicológicas, favoreciendo su desarrollo y su expresión emocional, mejorando su percepción y su motricidad, aliviando y disminuyendo la ansiedad, favoreciendo el equilibrio psicofísico y emocional, y mejorando su rendimiento corporal.
La musicoterapia
La musicoterapia, o usar la música para aliviar síntomas de enfermedades y trastornos, es un proceso que debe ser guiado por un musicoterapeuta cualificado y preparado.
A nivel individual, escuchar música al menos treinta minutos al día, nos permitirá recuperar nuestros recuerdos, reforzando nuestra memoria.
La música nos hace sentir felicidad, tristeza, calma, emoción, etc… Proporcionando endorfinas a nuestro cerebro que promueven la salud cardiovascular y mitigan nuestra percepción del dolor.
La música fortalece el sistema inmune, protegiéndonos frente a enfermedades.
Así que, pongamos música en nuestras vidas: cantemos, bailemos, descubramos nuevas melodías o toquemos algún instrumento.
Y no vacilemos a la hora de compartir esos momentos musicales con las personas de nuestro entorno.
Porque, hasta la ciencia señala que la música fortalece la salud e impulsa las relaciones sociales.
En conclusión, está científicamente demostrado que la música aporta beneficios a nuestra salud. Y, más aún, como dice Sarah Lenz Lock (vicepresidenta sénior de Política y Salud Cerebral de AARP y directora ejecutiva del GCBH): “la musicoterapia consigue que la medicina tenga un mejor sabor”.