La noche de San Juan, fecha que celebra el solsticio de verano, está reconocida desde la antigüedad como una noche mágica, que representa el inicio, el cambio o la renovación.
Hoy día, la noche de San Juan se celebra, en muchas partes del planeta, con increíbles espectáculos de fuegos artificiales y lanzando pirotecnia, individualmente o en compañía de familiares y amigos.
El uso de fuegos artificiales convierte a la mágica noche de San Juan en una fiesta peligrosa.
Lesiones comunes de la noche de San Juan
Durante la noche de San Juan, el 25% de los servicios de urgencias se dedica a atender a personas con alguna lesión provocada por el uso de fuegos artificiales; muchos de ellos, niños menores de edad.
Por un lado, cuando un petardo hace explosión, el oído sufre un trauma acústico agudo que puede dañar la audición de manera irreversible.
La primera manifestación son pitidos que, o bien desaparecen al cabo de pocas horas o bien permanecen, provocando ansiedad, estrés o insomnio.
La potencia de la detonación también puede llevar a la rotura del tímpano o a la muerte de las células de nuestro oído interno.
Otros riesgos asociados al ruido comprenden problemas cardíacos, aumento de la tensión arterial, infartos, insomnio, irritabilidad o disminución de la capacidad de concentración.
Por otro lado, la pirotecnia puede causar quemaduras, generalmente en manos, cabeza o rostro, u ocasionar daños oculares irreversibles, como desprendimientos de la retina, explosiones del globo ocular o quemaduras en la córnea.
Y, las partículas de plomo, cobre, estroncio, potasio y magnesio que inhalamos con el humo de los fuegos artificiales, aunque sea en ocasiones puntuales, puede propiciar problemas respiratorios y cardiovasculares a corto y largo plazo, sobre todo en personas asmáticas o con enfermedades coronarias.
Prevenir lesiones por el uso de pirotecnia
La mejor forma de prevenir las lesiones relacionadas con el uso de pirotecnia, es exponernos los menos posible.
Para evitar la inhalación de humo y los ruidos nocivos, lo mejor es alejarnos de los fuegos artificiales, situarnos en contra de la dirección del viento o usar tapones para paliar el nivel de decibelios.
Si al usar pirotecnia se prende nuestra ropa, rodemos por el suelo o envolvamos al afectado con una manta, pero nunca se nos ocurra caminar ni correr.
Si sufrimos una quemadura leve, lavemos la zona con agua fría y cubrámosla con paños, toallas o sábanas limpias; nunca con cremas, pomadas ni ungüentos.
En caso de sufrir una herida ocular, por un petardo o un corcho, lo primordial es no frotarnos la zona afectada.
Si se produjo por un impacto, tapemos el ojo con una gasa limpia y acudamos a urgencias oftalmológicas.
Si hemos sufrido una abrasión, lavemos el ojo con suero fisiológico o agua, sin presionar, intentando eliminar cualquier partícula que haya podido quedar en el interior. Tapemos el ojo con una gasa limpia y acudamos a urgencias oftalmológicas.
Si se trata de una herida abierta en la parte externa del ojo, presionemos ligeramente, para contener la hemorragia, y limpiemos la zona con gasas frías y suero fisiológico. Seguidamente, acudamos a urgencias, procurando mantener la cabeza erguida.
La noche de San Juan debe ser una noche mágica. Tomemos las precauciones necesarias para no convertir nuestros días festivos en una tragedia.